En la década de 1920, Viella era una
pequeña población ilerdense de apenas 750 habitantes, para los que la
llegada del teléfono constituyó, como el
querido lector habrá ya supuesto, el fin de su capitalino aislamiento en el Valle de Arán y, en definitiva, una mejora importantísima. De la bendición de
las líneas existen expresivas
fotografías en la fototeca de la Fundación Telefónica que nos evocan la antaño dura
vida de nuestros pueblos, pero también la fe profunda y sincera de sus
habitantes, que organizaron una procesión cívico religiosa para agradecer a Dios este milagro de la comunicación.
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